Estaba como marchito. Los días transcurrían cual monótonos tic-tacs del viejo reloj...
Sin ilusiones, sin sueños, sin futuro. Hasta su salud se escapaba, como el agua entre los dedos.
De repente alguien le dijo: ¿Conoces a los abuelos blogueros? Palabras nuevas para él.
Y se atrevió a romper con la rutina. Llego temprano a la primera cita. Olía a delicioso colegio de la infancia... y el paisaje humano estaba matizado de reconfortantes sonrisas.
Se integró.... se amigó... dialogó... abrazó... compartió...
Una aroma embriagante, inundaba el ambiente.
Ese día sintió, que volvió a nacer.
Abuela Bloguera, Maria Dunia
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